Control oral del cáncer. Moffitt Cancer Center.

Control oral del cáncer. Moffitt Cancer Center.

Salud

Una bacteria común en la boca agrava la mitad de los casos de cáncer de colon: los médicos alertan

Los pacientes con tumores colorrectales infectados por 'Fusobacterium nucleatum' tienen una menor supervivencia y una peor diagnóstico.

3 mayo, 2024 01:29

Un microorganismo específico que se encuentra en la boca de los seres humanos es responsable del agravamiento de al menos la mitad de los cánceres colorrectales, los más comunes en países como España. Según los investigadores del Fred Hutchinson Cancer Center, este microorganismo es capaz de migrar hasta el intestino y proliferar en los tumores, empeorando el pronóstico del paciente de cara al tratamiento.

Este hallazgo, publicado en la revista Nature, permitirá mejorar los enfoques terapéuticos y los procesos de cribado temprano para los tumores colorrectales. El trabajo se realizó con muestras de 200 pacientes, en los que se encontraron restos de Fusobacterium nucleatum, una bacteria que ha demostrado capacidad en el pasado para empeorar el crecimiento tumoral por medio de infección.

En cerca del 50% de los casos, descubrieron que sólo un subtipo de esta bacteria se encontraba de forma elevada en el tejido canceroso en comparación con el sano. También se encontró en mayores cantidades en las muestras de heces recogidas de los pacientes y comparadas con las deposiciones de personas sanas.

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"Hemos comprobado de forma sostenida que los pacientes con tumores colorrectales colonizados por Fusobacterium nucleatum tienen una menor supervivencia y un peor diagnóstico que aquellos que no tienen el microbio", explica la investigadora Susan Bullman. "Y ahora hemos podido identificar el subtipo responsable del crecimiento tumoral. Emplearlo como diana terapéutica en el microbioma ayudaría a tratar a las personas que corren riesgo de sufrir la forma más agresiva de este cáncer".

Bullman colaboró con el biólogo molecular Christopher D. Johnston y la investigadora Martha Zepeda-Rivera de la Washington Research Foundation Fellow para determinar cómo la bacteria se desplaza por el cuerpo. Así, este microbio es capaz de viajar desde su entorno habitual, la boca, para alcanzar el intestino grueso y colaborar con el cáncer que se forma en su extremo.

La presencia de Fusobacterium nucleatum (morado) en una muestra de tumor de colon.

La presencia de Fusobacterium nucleatum (morado) en una muestra de tumor de colon. Fred Hutchinson Cancer Center

Primero, y para su sorpresa, determinaron que el grupo de Fusobacterium nucleatum hallado en los tumores correspondía en realidad a dos linajes distintos dentro del mismo subgrupo, denominados 'clados'. "Fue como descubrir la piedra de Rosetta en términos genéticos", explica Johnston. "Tenemos cepas bacterianas tan similares filogenéticamente que pensábamos que eran la misma, pero ahora vemos que hay enormes diferencias entre su abundancia en el tumor y la cavidad oral".

Filtrando las diferencias genéticas entre ambos clados, los investigadores determinaron que el tipo Fna C2 especializado en infiltrarse en tumores había adquirido también rasgos genéticos distintivos. Estos sugieren que puede viajar de la boca al intestino grueso atravesando el tracto gástrico, sobreviviendo a los ácidos estomacales y asentándose en el colon.

El análisis llegó a revelar 195 diferencias genéticas entre ambos clados. Tras comparar las muestras de pacientes de cáncer de colon con tejidos sanos, hallaron que únicamente el subtipo Fna C2 prolifera significativamente en el medio canceroso y es responsable del crecimiento del tumor. 

Los siguientes análisis moleculares de ambas cohortes determinaron que este clado, el linaje Fna C2, estaba presente en al menor el 50% de los casos. También aparecía de manera más abundante en las muestras de heces de pacientes colorrectales. "Hemos desvelado el tipo exacto de bacteria que se asocia directamente con la gravedad de este cáncer", resume Johnston.

Los siguientes pasos de su trabajo, valoran los investigadores, debe dirigirse a asesorar el desarrollo de terapias celulares microbianas. Este tipo de enfoques terapéuticos, afirman, sería efectivo al usar versiones modificadas de las cepas bacterianas para transportar fármacos dirigidos directamente al interior del tumor.