La ministra de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, Elma Saiz y el ministro para la Transformación Digital y de la Función Pública, José Luis Escrivá

La ministra de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, Elma Saiz y el ministro para la Transformación Digital y de la Función Pública, José Luis Escrivá Ricardo Rubio Europa Press

Economía

España es el segundo país en el que más han subido las cotizaciones sociales en el último año, según la OCDE

La cuña fiscal está entre las 15 más elevadas: el Estado se queda con cuatro de cada diez euros que las empresas pagan por los trabajadores.

25 abril, 2024 11:27

España fue el segundo país donde más subieron las cotizaciones sociales el pasado 2023. Sólo superado por Australia, la contribución a las arcas del Estado de esta figura que pagan tanto empresas como trabajadores creció 0,36 puntos porcentuales. En conjunto y de media, las cotizaciones sociales se llevan en España el 28,2% del coste laboral, es decir, de lo que una empresa paga por un trabajador.

La mayor parte de las cotizaciones sociales las pagan los empleadores, en concreto, 23,3 puntos del total, mientras que los trabajadores pagan los 4,9 puntos restantes. España es uno de los nueve países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) cuyas cotizaciones sociales suponen más del 20% del los costes laborales.

Así se desprende del informe Taxing Wages 2024, publicado este jueves por la OCDE. En él, España aparece en el puesto número 14 en lo que se refiere a la cuña fiscal, es decir, la parte que el Estado se queda de los costes laborales. En concreto, la cuña fiscal en España se sitúa en el 40,2%. O lo que es lo mismo, el Estado se queda con cuatro de cada diez euros que paga una empresa por un trabajador.

El ranking lo encabeza Bélgica, donde más de la mitad de los costes laborales se va en impuestos y cotizaciones sociales, aunque en su caso la parte que se queda el Estado no ha variado de un año a otro. En España, por contra, la cuña fiscal se ha incrementado en 0,62 puntos respecto a la registrada un año antes, en 2022.

La cuña fiscal en la media de la OCDE se situó en 2023 en el 34,8%, tras registrar un ligero aumento de 0,13 puntos. Un incremento motivado por los impuestos sobre los ingresos, ya que la aportación de las cotizaciones sociales a la cuña fiscal se redujo 0,07 puntos.

Aunque España se encuentra entre los cinco países donde más se ha incrementado la cuña fiscal en el último año, se encuentra lejos del incremento de Australia o Luxemburgo, donde se ha incrementado en 2,14 y 1,39 puntos, respectivamente. El aumento, además, viene motivado por el incremento de las cotizaciones sociales.

La cuña fiscal se compone de dos componentes: los impuestos a los ingresos -que en España se concentran en el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF)- y las cotizaciones sociales que se pagan para financiar las prestaciones por desempleo y jubilación, entre otros. Además, el informe distingue entre las cotizaciones sociales que pagan los empleadores y las que asumen los propios trabajadores.

La mayor o menor contribución de una u otra figura a la cuña fiscal depende en buena medida del modelo de Estado del bienestar de cada país. A mayor cuña fiscal se presupone un Estado con mayor capacidad para financiar los servicios públicos, y a mayor peso de las cotizaciones, un sistema de previsión social público más ambicioso.

En el caso español, pesan más las cotizaciones sociales que el IRPF en la cuña fiscal. Mientras que los impuestos sobre los ingresos suponen 12 puntos, las cotizaciones sociales se elevan hasta los 28,2. De estos, la gran mayoría los asume la propia empresa (23,3). Son también los que más se han incrementado respecto a 2022, esos 0,36 puntos, mientras que la parte correspondiente al IRPF ha aumentado en 0,27 puntos.

España vive un momento de reorganización de las contribuciones a las cotizaciones sociales tras la última reforma de pensiones. En aras de asegurar la viabilidad del sistema público, se han introducido figuras como el mecanismo de equidad intergeneracional (MEI) o la sobrecotización de los salarios más elevados.

Asimismo, la mayor o menor contribución de los empresarios a las cotizaciones sociales también ha sido objeto de debate. Recientemente, el presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, sugirió que la empresa pagara a los trabajadores el total de la nómina y que luego fueran estos los que se ocuparan de pagar todas las cotizaciones sociales.

Mujeres y empleo

El estudio también profundiza en el impacto de la cuña fiscal sobre los "segundos asalariados" de los hogares, destacando su relevancia en la participación laboral de las mujeres. Los resultados revelan que la política fiscal puede influir en los incentivos para aumentar la presencia femenina en el mercado laboral, señalando un área clave para cerrar las brechas de género en los países de la OCDE.

El análisis se centra en dos indicadores fundamentales: la cuña fiscal media y la cuña fiscal marginal, aplicadas a los segundos perceptores de ingresos. Estos indicadores permiten evaluar tanto los impuestos efectivos sobre la entrada al mercado laboral como sobre los ingresos adicionales, proporcionando una visión detallada de los incentivos fiscales para trabajar más o ingresar al mercado laboral.

[Cuota de solidaridad, MEI y cotizaciones sociales: qué son, para qué sirven y por qué no se consideran impuestos]

Los resultados muestran que la carga fiscal para los segundos perceptores de ingresos es considerablemente superior a la de los trabajadores solteros en la mayoría de los países de la OCDE. Esto se explica principalmente porque la tributación conjunta y las desgravaciones fiscales benefician principalmente a un solo cónyuge.

Asimismo, el informe de la OCDE destaca una tendencia hacia la reducción de la cuña fiscal media en muchos países entre 2014 y 2023, especialmente debido a la disminución de los impuestos sobre la renta.